lunes, 20 de julio de 2009

I

Del libro de los Eternos, de cuando Cozankqef conoció a Gankñue:

Cuando Gankñue se dirigió a Cozankqef por vez primera, no tardó en saber
que aquel seria quien respondería la pregunta con la que viajaba.
Cuando a Cozankqef le fue dada su primer pregunta, supo responder con
gran sabiduría.
El viejo Gankñue viajaba desde hacia tiempo, buscando quien respondiera
su pregunta y se hiciera
merecedor de su conocimiento acerca de eras pretéritas.
Aquella sabia pregunta era demasiado sencilla como para levantar la sos-
pecha entre aquellos seres que vivían gracias al desconocimiento de su
no existencia.
La humilde pregunta que a Cozankqef fue dirigida era simple:
“¿Cómo es que los Antiguos religiosos que vivieron en el norte dedicaban sus sacri-
ficios y oraciones a ningún dios, siendo que creían en la nada?”.
Cozankqef siguió preguntándose por muchos años si había sido de el la
conciencia que había respondido através suyo, habiendo sido su respuesta:
“Los Antiguos religiosos del norte creían en la nada, siendo cada uno de ellos
conciencia propia, parte del grupo al que hace referencia el nombre con el que se los
llama. Eran ellos bien conciente de que siendo ellos algo, formaban parte de un todo, y que solo podían ser, cada uno de ellos, algo, dado que podían verse entre ellos, sabiendo que eran distintos entre si. Heqe habitaba en ellos, solo a lo que no salta a la vista; el
espíritu no puede negar la existencia de aquello que la contiene, pudiendo ellos
haberse definido como Ankxse’s, partes del todo; y al abarcar la denominación
Nada lo absoluto, sabemos que ellos sabían que este abarcaba, por consiguiente,
al Heqe, y la denominación de este al Zankqank. Sus sacrificios y oraciones, en realidad, también eran dedicadas a ellos mismos”. Cuando
escuchó esto, el conocimiento no le impidió
a Gankñue saber que Cozankqef hablaba, aunque joven éste, con la verdad.

Qox xuñfe qo xeg ohofze, pez fojozpank m fogcohe.

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